• Es muy importante recordar que cada pescado tiene su temporada. En éste sentido, por ejemplo, como norma genérica podemos decir que la mejor época para el marisco es la de los meses que contienen ‘r’ en su nombre: septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril.
• Para saber si un pescado está fresco: los ojos deben lucir vivos y saltones; sus colores deben ser limpios y brillantes y las agallas de color rojo intenso.
• Comprobar que las escamas estén pegadas al cuerpo y unidas entre sí. Y descartar la pieza si está viscosa.
• Los pescados y los filetes enteros deben tener la carne firme.
• Para comprar marisco realmente fresco, lo primero será comprobar que esté vivo. Si no, lo mejor es comprarlo congelado.
• A la hora de cocer el marisco, añade sal gorda al agua de cocción.
• Poner almejas, berberechos y mejillones en agua con sal cuando se vayan a limpiar, para que suelten toda la arena.
• Guardar el marisco en un envase hermético. Así no se resecará y conservará sus jugos.
• En caso de congelar el pescado, es imprescindible hacerlo lo más pronto posible. Si tienes un pescado fresco y lo congelas a los tres días, no es igual que si lo congelas desde un principio.
• El proceso de congelado mata muchas bacterias que pueden contener los pescados y mariscos.