lunes, 27 de mayo de 2013

San Pascual Bailón patrono de los cocineros en México

Se puede decir que San Pascual Bailón llegó a ser Santo Patrono de la cocina de puro milagro o mejor dicho a base de puros milagros.

Para empezar aclararemos esto del nombre, ya que se puede ver como aparece en el calendario santoral católico: Pascual Bailón o en algunos escritos como: Baylón, ambas formas son correctas y es que para alguien que nació en el siglo XVI la ortografía no era precisamente algo que le quitara el sueño, como lo podría decir Ysabel La Católica, y lo de bailón pues no era precisamente su afición sino su apellido.

De Zaragoza, España nació en 1540 y murió en el año de 1592 sin nunca haber cruzado el Atlántico, muy joven se incorporó a la orden de los franciscanos y dentro del convento donde se desempeñaba primero como cuidador de la huerta y luego como portero.

Durante aquellos años los viajeros, se movían entre las ciudades por razones muy distintas a las actuales, sus motivos eran religiosos, de salud o comerciales, y por supuesto, que la infraestructura para hospedarse y alimentarse era casi nula; es decir los caminantes dependían de la caridad de los conventos para descansar y restaurarse; así que no pocos de estos andantes se acercaban a la puerta del convento en donde el amable portero Pascual, siempre encontraba alimento en la huerta para compartir y combatir el hambre de los visitantes.

También era conocido por los demás frailes, por la costumbre que tenía de dejar algunos alimentos al alcance de algún hermano que atormentado por el hambre visitara la cocina durante la noche, incluso dejaba algunas migajas para los animalitos domésticos que deambulaban por el convento, era tanta su preocupación por el hambriento que cuando viajaba siempre llevaba un trozo de pan extra por si veía a alguien que lo necesitara.

Su relación con la cocina la explica Julio Micó en El Santoral Franciscano, donde nos explica que este Santo solía cocinar no para el convento, sino como una actividad autoimpuesta para poder alimentar a los pobres que llegaran a su puerta. Y es que en España es San Lorenzo a quien se le reconoce el patronazgo de la cocina por la forma en la que fue martirizado asándolo vivo sobre una parrilla.

Pero en México la historia se tornó distinta, primero tal vez por un error iconográfico y es que al igual que San Diego de Alcalá vestía un hábito mendicante, a San Diego se le atribuyen milagros relacionados con los hornos y el pan, y por ello es que invocado con frecuencia por pasteleros y panaderos; las imágenes de ambos santos tienen en común estar hincados y en un lugar cerrado, a San Diego de Alcalá se le ubica con frecuencia en la cocina frente al horno y a San Pascual Bailón ocasionalmente se le representaba también frente al fogón.

Poco a poco en la tradición oral se fueron incorporando versos y rezos para invocar sus favores, con poco fundamento histórico, pero mucha fe y algo de buen humor se propagaron con rapidez, aquí algunos ejemplos:

San Pascualito,
San Pascualito,
Tú pones tu granito
Y yo pongo otro tantito.

San Pascualito era portero
Y a los pobres daba pan
Y el pan se convirtió en rosas cuando venía el guardián.

San Pascual Bailón
Báilame en este fogón
Tú me das la sazón
Y yo te dedicó un danzón.


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San Pascual bailón
Báilame un danzón
Sobre el corazón
Ahora agradecido
Por haber comido
Con satisfacción
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Por si fuera poco a esta confusión iconográfica, se le sumaron uno que otro libro que dan por hecho, por error, que San Pascual Bailón es el creador del mismísimo mole, en Puebla claro, como se puede leer en El Libro de Todos los Moles de Paco Ignacio Taibo I, hecho que como hemos ya explicado es imposible, pero como este muchos otros textos que a simple vista se les otorga cierta credibilidad y que consiente o inconscientemente han abonado a la popularidad de este santo.